Los videojuegos pueden, hoy en día, ser muchas cosas a la vez. Ya casi no hay ejemplos “puros” de un género; es decir, hay pocos juegos modernos que solo puedan ser catalogados como un RPG, un shooter, etcétera. En cambio, sería más preciso decir que un juego tiene elementos de distintos géneros, con los cuales construyen una obra única. Dying Light 2 Stay Human es un ejemplo perfecto de esto.

La secuela al hit del 2015 desarrollado por Techland (Dead Island, Call of Juarez) tiene cosas de juego de rol, de acción-aventura, de supervivencia, de mundo abierto, de shooter, de terror, y hasta de plataformero. Es una mezcla que funciona cuando sus elementos logran fusionarse de manera cohesiva; pero que en ocasiones termina aplastada por la enorme ambición de sus creadores.

Durante los últimos días, aquí en Bolavip Gamer hemos pasado decenas de horas con Dying Light 2 Stay Human, gracias a un código de reseña compartido por Techland. Nos hemos perdido en las calles (y los tejados) de La Ciudad, y hemos combatido contra incontables hordas de zombies. A continuación te contamos nuestras impresiones, y analizamos cada aspecto del título.

Dying Light 2 Stay Human transcurre 15 años después del juego original. Una introducción cinemática nos cuenta que el virus de Harran ha evolucionado, y llevó a que la humanidad entre en un período ahora conocido como la Edad Oscura Moderna. Nuestro protagonista es Aiden Caldwell, un viajero cuya misión personal lo llevará a La Ciudad, una locación europea descrita como “el último bastión de la humanidad”.

Las primeras horas del juego se pasan bastante lentas, más que nada por una serie de tutoriales que, aunque sean necesarios, se podrían haber implementado de una manera más entretenida. Al mismo tiempo que se nos enseñan las mecánicas básicas de parkour y combate (los dos pilares del juego), empezamos a conocer la historia de Aiden, cuyo objetivo a lo largo del juego es encontrar a un pariente perdido que representa la clave de su pasado.

Con respecto a la narrativa, vemos de vez en cuando flashbacks (para nada interactivos) que reconstruyen de a poco el misterio de Aiden. La historia en sí, sin entrar en detalles para evitar los spoilers, cumple sin más y será entretenida para quienes busquen algo con giros, traiciones, y revelaciones por doquier. En ocasiones es difícil seguirle el hilo, más que nada por la enorme cantidad de personajes, facciones, y conceptos de este mundo que se nos pide recordar.

Y hablando de los personajes, estos muchas veces se reducen a arquetipos o caricaturas bidimensionales, incluyendo al propio Aiden. También se te deja influir en la historia con decisiones en ciertos momentos, aunque el impacto que podemos tener muchas veces es mínimo, o nulo. Los mejores momentos narrativos del juego, en mi experiencia, se dan al cruzarnos con NPCs terciarios al recorrer la ciudad, ya que algunos de ellos tienen mini relatos que son satisfactorios de presenciar.

Una manera en la que sí se nota tu impacto en La Ciudad es al capturar ciertas zonas como torres de agua, que luego se pueden asignar a una u otra facción. Esto, además de darle cierta forma determinada al mundo que nos rodea, y hasta cambiar la manera en la que nos hablan algunos NPCs, modifica físicamente al mapa con más oportunidades para hacer parkour o combatir zombies, dependiendo de qué facción elijamos.

Es en este aspecto donde más brilla Dying Light 2 Stay Human: en las actividades del mundo abierto, que por desgracia en el caso de algunas habrá que pasar por varias horas de la historia principal antes de desbloquearlas (lo mismo con algunas zonas). Las misiones secundarias, a pesar de que algunas son la epítome del relleno, y los distintos objetivos y locaciones que tenemos repartidas por La Ciudad proveen, para mí, la mejor experiencia dentro del juego.

Aquí debo mencionar otro punto muy fuerte del juego: el gameplay de momento a momento. Ya sea si estés explorando el mundo a través de parkour, combatiendo hordas de enemigos, o atravesando zonas sigilosamente, pocos juegos se sienten tan satisfactorios y fluidos. Sobre todo cuando llegamos al punto de desbloquear todas las habilidades del personaje, cuando podrás ejecutar combos que te harán sentir un superhumano (soy fan en particular de la patada voladora y de correr por las paredes).

Otra genialidad de Dying Light 2 Stay Human es la mecánica de “mantenerse humano”, como indica su título. Aiden está infectado y puede convertirse en zombie en cualquier momento, y aunque esto no es un problema durante el día, si pasa mucho tiempo en la oscuridad terminará transformándose. Esto hace que en la noche y en interiores oscuros tengas un tiempo limitado para explorar o cumplir tu misión, lo que añade tensión al aspecto survival horror, y te hará desesperarte (en un buen sentido) buscando una fuente de luz ultravioleta.

En cuanto a los gráficos y el sonido, estos dos apartados son de altísimo nivel. El look realista (incluso en el modo rendimiento de PS5, que es como lo jugué) impresiona y nos mete de lleno en el mundo, mientras que tanto los efectos sonoros como la música ayudan aún más en la inmersión. Lo único que tengo para detallar en lo visual es que muchas áreas se ven algo repetitivas, pero esto en parte es para asegurarse de que todo esté diseñado para que puedas recorrerlo con parkour.

Dying Light 2 Stay Human vale la pena jugar sobre todo por sus últimas horas. Aunque el viaje puede ser lento y a veces tedioso, debido a una historia genérica y personajes que solo están para cumplir una función narrativa, se nos recompensa al final con un montón de habilidades, actividades, locaciones, y opciones para explorar un mundo abierto muy logrado. Los espectaculares gráficos y un gameplay fluido tanto en parkour como en combate terminan conformando un divertido juego de acción en el que querrás perderte por horas y horas.